martes, 30 de julio de 2019

¿Dónde quedó el amor por el trabajo?

Esta vez no quiero hablar de tendencias, cambios o herramientas dentro de las redes o la comunicación, sino de la tendencia, la herramienta y la actitud que debemos tener para hacer frente, como empresarios, a los momentos cuando las cosas no salen como esperamos, o peor aún, cuando las cosas van muy mal.
De entrada, es importante reconocer que aunque hacemos muchas cosas para que los números y las metas se logren, ¡no controlamos nada! Esto no quiere decir que nos echemos y que dejemos que los resultados lleguen solos, ¡no! Pero sí quiero ser claro en que, aunque nuestra mentalidad empresarial controladora es natural, debemos tomar en cuenta que al final, NO CONTROLAMOS NADA VERDADERAMENTE.
Y esto viene a colación porque muchas veces nos desanimamos por los resultados, por la falta de ingresos, por las actitudes de nuestros colaboradores o porque nos dieron las gracias en algún proyecto del cual pensábamos que éramos los dueños y señores y, al final, esta actitud de derrota o vencimiento repercute inmediatamente en los siguientes planes, resultados y números. Una vez más, no estoy diciendo que no tengamos emociones (para eso existen) y sentimientos frente a los acontecimientos de la vida, pero sí digo que los sentimientos de frustración y derrota no deben permanecer mucho tiempo en nosotros porque van a ocasionar más de lo mismo. Debemos tener nuestro duelo, aceptar, respirar y continuar con otra actitud, si queremos seguir teniendo resultados.
Y con lo anterior me refiero a que, lo creas o no, las cosas se mueven cuando nosotros nos movemos; es una ley de la física y de la naturaleza, solo el chiste es saber cómo, cuándo y en qué forma movernos para lograr lo que queremos. Y cuando esto no se logra, aceptar, respirar y volver a comenzar con otra estrategia. Muchas veces estos “no resultados”son una forma que tiene la vida de decirnos “no es por ahí”.
Justamente, para terminar, es en la aceptación de las cosas, tal cual vienen, donde encontramos el poder verdadero. Por más que me lamente en no haber logrado una venta, que un cliente se vaya o que llueva, esta lamentación NO va a hacer que se cierre la venta, el cliente se quede o deje de llover. Es en aceptar lo QUE ES y lo que NO ES en donde radica nuestro verdadero poder como empresarios y en dirigir nuevos esfuerzos y estrategias en la dirección que buscamos, sin lamentos, con ánimo y pasión por lo que hacemos. ¡Espero te sirva!
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Por Javier Vázquez Gómez, director general de Tok Relaciones Públicas
Artículo recuperado de: http://elempresario.mx